Tu pregunta me ha hecho reflexionar sobre cómo ha evolucionado la transmisión de la información, y me gustaría aportar mi experiencia personal.
Hace muuuuchos años, cuando no había apenas información disponible para el público en general al margen de los centros de formación profesionales y de los estudios reglados, fui un compulsivo acaparador de cuantos libros, CDS y manuales se ponían a mi alcance.
Recuerdo con cariño los libros de editorial Anaya, muy bien escritos e ilustrados ¡y en castellano!. También los monográficos de Lynda o de Video2Brain eran de obligada referencia.
La realidad es que pasada la curiosidad inicial, aquellos libros sólo los habré ojeado unas pocas veces, y los CD con cursos algo similar. Una vez aprendidas las técnicas básicas, sólo alguna incursión para consultar un tema específico.... y poco más.
¿Por qué? Principalmente porque mucha de esta información técnica pronto empezó a difundirse en foros, luego en blogs especializados; y más tarde en YouTube, con una impresionante cantidad de tutoriales que prácticamente cubren cualquier aspecto técnico que se pueda plantear, donde el único -y no pequeño- problema es separar el grano de la paja.
Con la perspectiva de los años, ahora no se me ocurriría comprar -o asistir- a un curso, a no ser por la posible entrega de un diploma o de una certificación.
¡Ojo!, hablo de un curso completo, no de una jornada de formación, un webinario o una clase magistral.
Perdón por el rrollazo autobiográfico, espero que éstas reflexiones te hayan servido de algo.
Saludos.
Hace muuuuchos años, cuando no había apenas información disponible para el público en general al margen de los centros de formación profesionales y de los estudios reglados, fui un compulsivo acaparador de cuantos libros, CDS y manuales se ponían a mi alcance.
Recuerdo con cariño los libros de editorial Anaya, muy bien escritos e ilustrados ¡y en castellano!. También los monográficos de Lynda o de Video2Brain eran de obligada referencia.
La realidad es que pasada la curiosidad inicial, aquellos libros sólo los habré ojeado unas pocas veces, y los CD con cursos algo similar. Una vez aprendidas las técnicas básicas, sólo alguna incursión para consultar un tema específico.... y poco más.
¿Por qué? Principalmente porque mucha de esta información técnica pronto empezó a difundirse en foros, luego en blogs especializados; y más tarde en YouTube, con una impresionante cantidad de tutoriales que prácticamente cubren cualquier aspecto técnico que se pueda plantear, donde el único -y no pequeño- problema es separar el grano de la paja.
Con la perspectiva de los años, ahora no se me ocurriría comprar -o asistir- a un curso, a no ser por la posible entrega de un diploma o de una certificación.
¡Ojo!, hablo de un curso completo, no de una jornada de formación, un webinario o una clase magistral.
Perdón por el rrollazo autobiográfico, espero que éstas reflexiones te hayan servido de algo.
Saludos.