Para los amigos que no han oído hablar de él diré que René Favaloro fue un eminente cirujano argentino; desarrolló y estandarizó la técnica quirúrgica del bypass, cambiando radicalmente la historia de la enfermedad coronaria; pero también fue un hombre ejemplar en muchos otros aspectos, un hombre que tuvo grandes sueños, como los tuyos o los míos. Una vez contó que su mayor anhelo era desarrollar un centro de excelencia que combinara la atención médica, la investigación y la educación. Esa ilusión pudo realizarse en el año 1975, se llamó: Fundación Favaloro.
No es mi intención dejar aquí los detalles que hacen a la historia de esta gran persona, ya que cualquiera puede acceder a ella, y mejor, a través de los miles de artículos que circulan por la Internet, sólo quise traerlo a este hilo, y a la memoria de muchos de nosotros, porque no olvido a René Favaloro, tampoco su integridad ni su valía: alcanzó las cimas con la voluntad, en una mano, y la ética en la otra.
Lamentablemente esa misma mano que aferrara su incansable voluntad se abrió (o quizás se desplomó) para empuñar el arma con la que se suicidó, agobiado, un día que se llamó como éste: 29 de julio, pero del año 2000. Poco tiempo antes había enviado una carta al "presidente de la nación" (en este caso merece ser escrito con minúsculas), la cual nunca fue leída; en ella expresaba su cansancio por sentirse "un mendigo en mi propio pais". Se refería principalmente a la ayuda económica que solicitaba para su Fundación, uno de sus mayores orgullos y, también, de todos los agentinos.
Este mensaje es sólo una excusa para volver a recordar, por unos instantes y en el aniversario de su fallecimiento, a una de las personas que admiro.
Saludos.
lamentablemente los poderosos ignoran las grandes obras de los grandes hombres que han cambiado la historia del mundo, cuanto talento desperdiciado por falta de apoyo , solo dinero tirado en campañas politicas y corrupcion, que podrian servir para hacer grandes cosas en beneficio de la humanidad. saludos
Coincido con Otroyuca. Se dejan pasar de largo grandes talentos mientras el apoyo y las inversiones van a parar a los bolsillos de delincuentes con despacho.
No conocía la historia de René Favaloro, gracias por compartirla.